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La Compañía Inmobiliaria del Río de la Plata S. A. fue fundada en 1915 con el propósito inicial de realizar todo tipo de operaciones relacionadas con bienes inmuebles. Con el tiempo, la empresa fue modificando su enfoque para incursionar en actividades industriales. Un punto clave en esta transformación fue la creación de un aserradero y la explotación de recursos forestales en Coronel Cornejo, en la provincia de Salta.
En ese lugar, se construyó un pueblo cuyo núcleo era el aserradero, equipado con una sala de máquinas, una sierra de carro y maquinaria auxiliar, además de un taller mecánico y galpones para almacenamiento. Entre 1959 y 1963, la empresa realizó varias inversiones en la zona, incluyendo la instalación de calderas semi-fijas, la adquisición de tractores y motoniveladoras para la construcción de caminos, junto con otros equipos menores. En ese mismo período, se estableció un depósito en Buenos Aires para facilitar la distribución de productos, que anteriormente se enviaban directamente desde Coronel Cornejo a los clientes particulares.
En el año 1973 la empresa cambió su denominación a Compañía Inmobiliaria del Río Tartagal Sociedad Anónima, aunque continuó dedicandose a las mismas funciones. En un catálogo realizado por el Grupo Bunge y Born, se menciona que la empresa también realizaba tareas de desmonte en plena selva subtropical y que para el año 1984 se habían habilitado 7.000 hectáreas para cultivos agrícolas y pasturas donde se criaba ganado indicó.
No se cuenta con información acerca de la fecha de disolución, fusión o venta de la empresa.

Si bien no se conserva el acta constitutiva de la empresa, los documentos más antiguos conservados datan de 1946. La actividad comercial que desarrolló la compañía estuvo vinculada a la producción y confección de bolsas para productos alimenticios, en especial de arpillera, así como también la confección de envases especiales para productos primarios específicos (como trigo, azúcar o bolsones para lana); buena parte de la materia prima para dicho proceso productivo provenía de importaciones. Desde 1957 contó con una Fábrica ubicada en Rosario, Santa Fe, que fue adquirida a una empresa del grupo Bunge y Born: Sociedad Financiera e Industrial Sud Americana. Aunque no contamos con el acta de disolución de la empresa, la fecha más tardía registrada en los documentos conservados es 1975.

La empresa fue fundada en 1919, el eje de su actividad económica se basó en la comercialización y procesamiento de granos, mediante la construcción de depósitos, molinos, elevadores de granos, secadores de granos y otras operaciones o industria vinculadas a los cereales, para su posterior exportación.
La última fecha documentada de esta compañía data de 1972, aunque en el libro donde figura esta misma se aclara que existe una continuación post 1972, pero que no ha sido conservada.

Fue constituida, de acuerdo a su libro de actas, en 1943 con auspicio de la compañía Grafa Grandes Fábricas Argentinas Sociedad Anónima, como una asociación mutualista deportiva, social y cultural. Según un acta del año 1944, el club se disolvió y liquidó ese mismo año por carecer de los recursos necesarios para sufragar los gastos.

El club se constituyó en 1934, aunque no se cuenta con el acta de disolución, el último registro conservado data de 1973.

La primera acta conservada y el registro de socios del Club Atlético Bunge y Born datan del año 1929.
El club, desde mayo de 1929, inició la gestión para obtener los permisos de construcción de un predio deportivo propio, cuya construcción inició en 1930. La última acta que se conserva del Club data de 1970.

La empresa fue fundada en 1930, siendo accionistas de la misma integrantes del grupo Bunge y Born como Alfredo Hirsch, Jorge Born y Jorge Oster, entre otros.
Recién en 1946 la empresa Bunge y Born Limitada adquirió directamente acciones en CIFAS, y más adelante (a partir de ese mismo año) más empresas del grupo también comenzaron a adquirir acciones en CIFAS. La empresa contó con accionistas de Bélgica, Estados Unidos y Montevideo. La liquidación de la empresa, por ende su disolución y acta correspondiente, datan de 1989.

Su origen se remonta al año 1899, bajo el nombre de Centenera Compañía Sudamericana de envases y tuvo lugar con la compra de la empresa Hojalatería Mecánica a la firma S. Osnald y Compañía. Entre 1932 y el final de la segunda guerra mundial, de acuerdo a catálogos del grupo Bunge y Born, Centenera comenzó a adquirir e instalar líneas de producción modernas, mejorando la infraestructura y abriendo laboratorios de desarrollo e investigación para sus productos. Recién en 1946 adquirió la denominación Centenera S.A.